viernes, 25 de septiembre de 2015

La amistad de los borregos.

Pero centrémonos en aquella amistad, y enfoquémosla desde el punto de vista adecuado: no desde esa tristeza que nos transmite la soledad de nuestra pobre alma, si no de la degradación de la sociedad y las personas correspondientes. Aquel compañero de fatigas, al que llamaremos a partir de ahora "@" había sido abandonado por todos los que consideraba sus amigos, y solo uno de ellos decidió que su amistad era mejor que la de todo un grupo. @ decidió que no necesitaba más la amistad de aquel que le había apoyado cuando más le necesitaba, que había estado a su lado en los momentos más dificiles y también en los momentos más divertidos. Pero todo ésto no importaba nada, ya que con los nuevos amigos que había hecho, en gran parte gracias a nuestra alma, había obtenido lo que el consideraba poder y lideraba un grupo únicamente de borregos (si se me permite la expresión) que solo veían divertido menospreciar y degradar a la gente que era diferente... que digo, mejor que ellos!

Y lo que más hirió a nuestra querida alma no fue cualquier insulto que pudieran decirle, si no la traición de una amistad, una amistad que consideró tan verdadera para abandonar a sus amigos de toda la vida... Y esta alma se arrepentiría durante muchos años, hasta darse cuenta de que, si no hubiese optado por esa opción, habría defendido a su vez una injusticia y se habría transformado en un borrego.

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